El Sacro Imperio se divide en señoríos episcopales y nobiliarios y ciudades. El señor de cada uno de esos señoríos actúa en su interior como un auténtico soberano. Dentro de los señoríos laicos existen los señores de señorío único y aquéllos que tienen otro señor encima de él. Por arriba de todos los señores está el emperador en quien culmina la pirámide feudal.
Por tanto existen:
1) Señoríos episcopales
2) Ciudades
3) Señoríos laicos dentro de los cuales existen:
- Pequeños señores de señorío único que sólo reconocen por encima de ellos al emperador
- Grandes señores de señorío único que sólo reconocen por encima de ellos al emperador
- Grandes señores sujetos al emperador pero no de señorío único pues son señores de otros señores
- Pequeños señores sujetos al emperador pero no de señorío único pues son señores de otros señores
El poder efectivo de los emperadores y grandes señores se basa en tener un mayor número de señores que dependan de él y les reconozca como únicos señores. Para enfrentarse a los grandes señores el emperador ha de aliarse con los pequeños señores, las ciudades y los señores episcopales.
Otro problema de los titulares del Sacro Imperio es el de las relaciones con el Pontificado que desde el mismo Carlomagno se hallan mal regulados. Los emperadores habían interferido continuamente en los asuntos de la Iglesia con el pretexto de defenderla. La reforma cluniacense hace nacer en la Iglesia los deseos de una reforma general cuyas premisas son:
1) Insistencia en la vida espiritual
2) Nombramiento libre de todo clérigo a cualquier nivel. Esto conlleva la desaparición de las interferencias de los nobles en los nombramientos clericales y de los emperadores en las designaciones pontificias
3) Independencia de los clérigos respecto a los laicos y consideración del estado clerical superior al laical. Esta premisa acarrea:
- Deber de los laicos de ayudar a los clérigos
- Supresión de la simonía
- Obligatoriedad del obispo señor de residir en su diócesis y no en el feudo si no coinciden ambos
- Dependencia de los obispos señores de los Papas y no de los emperadores en el Sacro Imperio o de los reyes fuera de él
Mientras tanto se produce en Roma una liberación del Papado respecto a los emperadores y un reforzamiento del pueblo. A la muerte del emperador Enrique III en 1056 empiezan los deseos de llevar a la práctica la reforma de la Iglesia aprovechando la minoría del emperador Enrique IV. En 1059 los cardenales opuestos a la nobleza romana consiguen la elección pontificia de Nicolás II quien ese mismo año convoca un sínodo en Letrán que adoptan estas decisiones sobre la designación de un nuevo Papa:
- Elección por los cardenales
- Aclamación por el pueblo romano
Aceptación por el emperador
